A los nihilistas les sobra el alma

Fui de la cama al baño casi sin abrir los ojos, una resaca épica. Me paro enfrente del inodoro y me pongo a mear. El pis salía negro y apenas tocaba el agua se volvía todo de un amarillo tan intenso que dorado. Como si mi meo no tuviera agua, como si fuera un camello. Y la respuesta estuvo cuando me di vuelta y me miré al espejo, cuando me acordé que le vendí mi alma al diablo por ser Joe Camel y que sal negra sería lo que mearía un camello después de una noche de cigarros, alcohol, sexo, drogas y rocanroll.