Un día la Manzana Metadiscursiva iba caminando por ahí, gracias al principio de inercia (de otra manera la Manzana Metadiscursiva no se podría mover y se pasaría los días reflexionando). Pero no era el caso. Así pues, se dirigía nuestra amiga a visitar a su amiga la Manzana Newtoniana, para debatir, más bien para tener una charla amena, sobre la existencia y las leyes que regían la existencia de ambas.
Pero qué problema el que se encontró nuestra querida Manzana Metadiscursiva al encontrarse con que su amiga era pura objetividad . La Manzana Newtoniana se litimaba a caer y no a reflexionar sobre la naturaleza de su existencia. La Manzana Metadiscursiva sentía que la gravedad de la situación la aplastaba. La manzana Newtoniana se limitó a señalarle objetivamente que eso era imposible, la gravedad era una fuerza de atracción entre dos cuerpos y que como mucho le dejaría el culo hecho compota.
Pero qué problema el que se encontró nuestra querida Manzana Metadiscursiva al encontrarse con que su amiga era pura objetividad . La Manzana Newtoniana se litimaba a caer y no a reflexionar sobre la naturaleza de su existencia. La Manzana Metadiscursiva sentía que la gravedad de la situación la aplastaba. La manzana Newtoniana se limitó a señalarle objetivamente que eso era imposible, la gravedad era una fuerza de atracción entre dos cuerpos y que como mucho le dejaría el culo hecho compota.