- El exilio debe de ser algo terrible -dijo Norton, comprensiva.
- En realidad -dijo Amalfitano- ahora lo veo como un movimiento natural, algo que, a su manera, contribuye a abolir el destino o lo que comúnmente se considera el destino.
- Pero el exilio -dijo Pelletier- está lleno de inconvenientes, de saltos y rupturas que más o menos se repiten y que dificultan cualquier cosa importante que uno se proponga hacer.
- Ahí precisamente radica -dijo Amalfitano- la abolición del destino. Y perdonen otra vez.

Roberto Bolaño, 2666, La parte de los críticos