El Personaje Universal despierta cada noche con brillantes ideas para escritos diversos: guiones, cuentos, poemas. Incluso los más perfetos chistes.
La abrumadora falta de evidencia de la existencia de estas perlas del pensamiento occidental ( o tal vez posmo, aunque... aunque...) da cuenta del destino que les aguarda.
Cada tantos días, mientras nuestro héroe (en tanto personaje principal, claro está) anda haciendo sus quehaceres (que no son muchos y no son muy "haceres"), se queda quieto, clava la vista en un punto, que no es ni aquí ni allá, y se acuerda que se olvidó.
Lo que más lamenta es esto último: acordarse del olvido.